Cuando celebramos el año 2020 no sabíamos lo que se nos venía encima. De haberlo sabido con antelación, hubiéramos cambiado tantas cosas... Pero como todo acontecimiento, la situación, como una bestia, que veíamos como una cosa casi ridícula a través de nuestras pantallas, nos devoró por completa. A partir de ahí, todo lo que pensábamos que era eterno y estable, empezó a desprenderse por completo. 2020 es un año que ha puesto a prueba a nuestro sistema, que pensábamos eterno e inmortal, pero sobre todo, a cada uno de nosotros.
Mientras tanto, la productora chilena radicada en Madrid, Fernanda Arrau, ha trazado un testimonio de esta turbulenta época, que supone toda una ruptura en nuestra sociedad, un "Quiebre", con el que ha querido titular su último disco que publica bajo su propio sello United Colors of Rhythm, y que saldrá a la venta el 23 de octubre, irrumpiendo con un afán de alentarnos a tomar los mandos, a tomar consciencia en un mar de incertidumbre que parece que el mismo humano se ha impuesto. En este disco, Arrau consigue hacer gala de un sonido evolucionado, depurado y potenciado, que consolida la trayectoria de una productora a la que no le faltan virtudes notables.
El resultado es un disco rara avis, atemporal y tan imprevisible como introspectivo, al que acudiremos con el tiempo para descifrar ese mágico y complejo mecanismo que parece que consigue trascender todas las expectativas de la música electrónica. Cada uno de sus cuatro tracks: Quiebre, Indoor, Santería, W.F (feat Alex June), funciona al a manera de preguntas sobre nuestro presente, pero también, sobre lo que queremos o no cambiar de nuestro porvenir.
En definitiva, el disco reúne tracks a la manera de un ensayo filosófico, hasta conjugar un disco tan experimental como intenso y adictivo, que se apodera de uno mismo como un veneno dulce, mientras nos transporta de forma progresiva y bullente, como pocos artistas con decidida soltura están dispuestos a hacer, condensando dos ideas que parecía que ya no íbamos a recuperar: futuro y permanencia. Gracias por esta bonita reflexión, Fernanda.
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